Por Matias R.
Monstruos, héroes y cacerías multijugador. El anime se transforma en una salvaje aventura.
Namco-Bandai nos ofrece otro de sus títulos basados en una licencia manganime de prestigio, en este caso God Eater. Y dicha licencia ha sido llevada con éxito a la pantalla de PSP en forma de aventura de acción al más puro estilo Monster Hunter, el gran clásico de Capcom.
Con Monster Hunter, Capcom rompió todos los moldes dentro del mercado (especialmente en el nipón) relativo a PSP. Dicha saga ha logrado calar muy hondo entre los usuarios y cada nueva entrega supone ventas millonarias para la compañía. No es de extrañar por tanto que el resto de competidores hayan intentado –con mayor o menor acierto- “clonar” repetidamente a esta serie. Precisamente aquí tenemos un nuevo “imitador”, que funde en un mismo título el tirón de una serie manganime tan reconocida como God Eater con una propuesta lúdica tan interesante y profunda como es Monster Hunter. Y el resultado es notable.
Gods Eater Burst sigue la tradición Monster Hunter con acierto, siendo uno de los mejores representantes del género… a pesar de sus defectos.
Para aquellos que sean noveles en la serie God Eater, les ponemos rápidamente en antecedentes. En resumen, dicha serie sigue los pasos de unos cazadores de monstruos gigantes (los Aragami) que invaden el mundo apocalíptico en el que viven. Dichos cazadores reciben el nombre de Gods Eaters (devoradores de dioses) y forman parte de una organización bien estructurada llamada Fenrir. Y a la postre, estos cazadores son los grandes protagonistas de esta adaptación para PSP. Tipos como Kota, Alisa, Soma o la despampanante y provocativa instructora Tsubaki os esperan en esta aventura.
Como suele ser habitual en este tipo de producciones, al comienzo de la aventura podemos seleccionar y crear al personaje que más nos guste. Contamos con una limitada –pero suficiente, en cualquier caso- cantidad de opciones de configuración, pudiendo escoger su nombre, tipo de peinado, cara, corte de pelo, ropa, etc. Al principio nuestro personaje posee ciertas habilidades, las cuales van aumentando en número y prestaciones a medida que vamos cazando bestias y superando misiones. Y atentos, que nos esperan más de un centenar.
La fórmula de juego, en esencia, es bastante simple. A través de un cuartel general o HQ que tiene por nombre The Den podemos realizar varias tareas diferentes (charlar con nuestros compañeros, acceder al inventario, guardar y recuperar partidas, etc.) y, por supuesto, prepararnos para salir de caza. Y una vez metidos en faena, el título recuerda -como ya os hemos dicho- lo vivido en las distintas entregas de Monster Hunter. Así, una vez seleccionada la misión dejamos The Den para inmiscuirnos en amplios escenarios de ambientación post-apocalíptica. En ellos y por regla general (aunque eso varía un tanto de un objetivo a otro) debemos explorar cada una de sus zonas en busca de objetos para recolectar (existe un amplio número de ellos) y, lo más importante, dar caza a uno o varios monstruos que merodean por ellos.
Y aquí es cuando realmente empieza lo bueno. Dependiendo de la bestia que tengamos que eliminar, es necesario afrontar la batalla de una u otra forma. Sí, al principio esto apenas tiene sentido porque los Aragamis que debemos abatir son bastante sencillos. Poca cosa. Pero conforme superamos misiones y aumenta la dificultad paulatinamente, acabar con algunos de ellos requiere de una planificación previa y posterior ejecución de una determinada estrategia.
Este toque separa a este título de otros clones mucho más flojos de Monster Hunter, acercando la jugabilidad y profundidad de esta producción a los del clásico de Capcom. A esto último también contribuyen las tres diferencias notorias existentes en cuanto a la caracterización de nuestras armas, pudiendo ser de largo alcance (Gun), cuerpo a cuerpo (Blade) o defensa (Shield). Y conviene recalcar la posibilidad de personalizar tanto nuestras propias armas como su munición, algo que aumenta más si cabe el interés, la carga estratégica y el “poso” del título.
Por otra parte, en función de la dificultad de la misión iremos acompañados de uno o varios personajes más de apoyo. En general el comportamiento de dichos personajes controlados por la CPU es bastante decente, echándonos una mano en cada batalla. Pero lógicamente, la mejor forma de disfrutar al máximo de este título es jugándolo en compañía de nuestros amigos mediante conexión ad-hoc. Hasta cuatro jugadores pueden avanzar conjuntamente y superar misiones en plan cooperativo, opción que hace ganar muchos enteros a Gods Eater Burst.
Sin embargo, antes de llevar a cabo cada misión es muy pertinente echar una buena ojeada a nuestro inventario general. La elección de nuestras armas y el resto de útiles es vital para afrontar con éxito cada nivel, especialmente cuando su nivel de dificultad es elevado.
El tamaño de los decorados es realmente vasto. Además su nivel de detalle es ejemplar en casi todos los casos.
Hasta aquí, todo perfecto. Pero desafortunadamente el desarrollo de Gods Eater Burst también se ve lastrado por varias pegas, algunas de ellas importantes.
Para empezar, todo el juego se encuentra en inglés, tanto voces como textos. Y teniendo en cuenta el género al que pertenece el título, la gran cantidad de explicaciones y tutoriales que presenta y lo importante de su argumento, este hecho cobra una relevancia mayor que en otras producciones. Aún así, también es cierto que no hace falta gozar de un nivel muy alto de esta lengua para comprender a grandes rasgos todos los diálogos e indicaciones básicas para superar cada misión. Pero en cualquier caso, una traducción de los textos no le hubiera venido nada mal.
Pero el defecto más grave que arrastra la aventura tiene que ver con el irregular seguimiento por parte de la cámara que, en ocasiones, complica en demasía el desarrollo de algunas batallas. Este “pero”, junto con el anterior, no echan por tierra toda la diversión que puede depararnos el título, pero sí que le resta varios enteros.
Lo que sí que es irreprochable es el trabajo realizado en el plano técnico. De hecho, estamos ante un título bastante avanzado gráficamente. Los escenarios poseen un tamaño muy destacado, mostrándose amplios, detallados y ambientados adecuadamente. En ellos se dan cita unos personajes bien animados y resueltos con acierto que deben medirse a una colección de bestias diseñadas con mucho mimo. La talla de algunos de estos monstruos llama la atención, sin que por esto la acción sufra ralentizaciones apreciables ni brusquedades.
Uno de los principales “peros” de Gods Eater Burst es el problemático seguimiento por parte de la cámara durante las batallas.
A fin de cuentas, Gods Eater Burst es un título que consigue hacerse ameno y hasta enganchar a medida que transcurre cada fase. No es perfecto ni tampoco es el más original del catálogo de PSP, pero ofrece una profundidad, duración y diversidad muy significativos.
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